La innovación muestra una cierta dualidad. Por una parte, se plantea como un objetivo extremadamente interesante para las empresas, pero, por otra, es una cuestión que muchas veces se aborda con superficialidad. ¿Es difícil transmitir una noción exacta del valor de la innovación ante el “ruido” que se genera en torno a ella?

Es difícil si no se orienta hacia conseguir resultados. Y también es difícil si se toma la innovación solamente como algo vinculado a impregnar la cultura emprendedora en la empresa. Eso último debe ser una consecuencia de incorporar la innovación como una práctica habitual en la organización. De hecho, cualquier empresa que empieza es en sí innovadora. Se detecta una necesidad en el mercado, existente o no, y se construye una solución nueva para cubrir esa demanda del usuario. La clave está en la incorporación de la innovación en las dinámicas habituales de la organización. Ello permitirá disponer de un portfolio sólido que combine las mejoras incrementales en la oferta, y que se puedan explorar nuevas soluciones más disruptivas, o abordar nuevas líneas de negocio.

Una idea original o brillante no es todavía innovación. ¿Existen métodos confiables que garanticen que esa idea pueda convertirse en un servicio o un producto viable?

Sí. Los métodos confiables implican un proceso que debe implicar disciplina de los participantes, compromiso de los líderes del proyecto y apoyo de las direcciones responsables y de la dirección general. Si los de arriba se creen la innovación y los resultados que genera, no hay nada que hacer. A partir de aquí, ese proceso debe estar enfocado hacia las necesidades del usuario. El usuario final, el cliente, debe estar en el centro de todo proceso de innovación. Para ellos se debe diseñar la solución con la participación de los usuarios. Evidentemente, el prototipo debe testarse con esos usuarios para hacer las modificaciones correspondientes. Todo ello, con una aprobación por fases de la propia dirección. Cuando se haya llegado al primer objetivo marcado -por ejemplo, disponer de un concepto de la solución y un plan de desarrollo hasta llegar al prototipo- la dirección debe validarlo. Y así sucesivamente, con objetivos que pasen del concepto al prototipo, del prototipo al plan de acción y del plan de acción a la salida al mercado.

 La innovación se asocia a menudo a alta  tecnología o a una gran sofisticación, ¿existe un margen para la innovación en el  low-tech y en la simplicidad?

Totalmente. La innovación debe estar en todos los rincones de la organización y de las mentes de los equipos. Esas innovaciones incrementales que mejoran a la empresa son cruciales para integrar las grandes innovaciones después. Por un lado, dan confianza a los equipos porque se ven los resultados. Por otro lado, hace que todos se vean capaces de innovar a gran escala y en grandes proyectos. A su vez, actualmente, la tecnología es un driver que está en todos los procesos de innovación. Por lo tanto, se debe considerar como una de la claves para la innovación. Pero todas las tecnologías, y no solamente la alta tecnología.

Ayudar a innovar mediante la aceleración de los procesos ejecutivos y con nuevos modelos de negocio disruptivos

Hoy se suele afirmar que la innovación es una necesidad vital para una empresa y por tanto debe convertirse en un objetivo ineludible. ¿Es esta afirmación válida para absolutamente todos los sectores y todos los negocios? ¿Es todavía posible prescindir de la innovación?

No se puede prescindir de la innovación. En ningún sector. Menos aún en un mercado tan cambiable como el actual. Es una mala señal cuando una empresa empieza a considerar importante la innovación en el momento en que se encuentra ante una crisis. Precisamente, la innovación debe despuntar mas cuando se está en épocas de bonanza. De hecho, como el concepto de innovación, como he dicho, debería ser una 'commodity' en las empresas, considerar que se puede prescindir de ella es una contradicción. 

 ¿Cuál es el ecosistema óptimo para poder desarrollar la innovación?

Un ecosistema abierto que interconecte a las empresas, la tecnología, el conocimiento y las políticas públicas. La administración pública tiene un importante papel en proporcionar las palancas necesarias para facilitar y acelerar los procesos de innovación. Puede dar instrumentos para conectar a la tecnología y a los generadores de conocimiento con las empresas. Las propias empresas también deben abrirse a otras empresas para cooperar en proyectos conjuntos, o para integrar capacidades que ellas no disponen ante una nueva solución de innovación que exploran.