China es la gran economía emergente del siglo XXI. Con un crecimiento del PIB inigualado y está llamada a ser la primera potencia mundial, desbancando a los Estados Unidos. Esta potencia asiática tiene una visión propia de las relaciones internacionales que la ha llevado a realizar inversiones estratégicas en todo el mundo para garantizar su posición futura.

Por otra parte, este país está avanzando en aspectos que tenía pendientes de resolver, como la seguridad jurídica de las empresas, y está efectuando cambios normativos para atraer inversiones y controlar mejor la evolución de la economía.

Este foro online ha contado con la participación de Manuel Torres Salazar, socio responsable de Garrigues en China, especializado en el asesoramiento a inversiones extranjeras, quién ha aportado una visión desde el terreno sobre la singular evolución del país, y con Ramon Aymerich, redactor jefe de internacional de La Vanguardia. Ambos han respondido a las cuestiones planteadas por el periodista especializado en relaciones internacionales, Ramon Rovira.

DIÁLOGO ENTRE POTENCIAS

El foro ha empezado con una descripción de la actual posición de China en el mundo a cargo de Ramon Rovira. El periodista ha señalado que la larga hegemonía de los EE UU se ha ido diluyendo a favor de China, todavía segunda potencia mundial, pero que pronto podría ser la primera.

El país asiático no solo se ha convertido en un gigante industrial y del comercio mundial, sino que, además, ha sabido sacar de la pobreza a millones de personas, creando una gran clase media. Y lo ha hecho rompiendo todos los esquemas, es decir, aplicando el capitalismo con éxito bajo un gobierno comunista, con el contrapunto del déficit democrático.

Rovira ha recordado que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, se han reunido virtualmente esta madrugada para abordar en profundidad sus diferencias, y ha pedido a los participantes en el foro una valoración rápida de este encuentro.

China y Estados Unidos están volviendo a una política de bloques, aunque con las líneas de comunicación abiertas

Para Manuel Torres Salazar, el encuentro pone de manifiesto que la globalización está en retroceso y que se vuelve a una política de bloques, aunque con las líneas de comunicación abiertas. Un aspecto importante es que el presidente chino ha subrayado su intención de reunificar Taiwán con China continental.

Ramon Aymerich ha señalado que, a pesar de todo, el encuentro es positivo porque últimamente las relaciones entre ambas potencias se habían vuelto tóxicas y el tono entre ambos dirigentes ha sido dialogante.

¿HACIA UNA NUEVA GUERRA FRÍA?

Ramon Aymerich ha sostenido que se está viviendo un momento histórico en la pugna por la hegemonía mundial. La duda es si asistiremos a una simple sustitución de una potencia por otra o se iniciará una nueva guerra fría. El  periodista Ramon Rovira ha preguntado al respecto si se podría repetir lo que en su día fue la tensión constante entre los EE.UU. y la URSS, sobre todo por un tema como el de Taiwán.

Manuel Torres Salazar ha respondido que, en una encuesta reciente a distintos CEO de compañías presentes en China, el 60% ha respondido que, a pesar de que se vuelva a una política de bloques, no se llegará a la situación de riesgo militar que la antigua guerra fría supuso durante décadas. 

 Los intereses entre China y Estados Unidos son antagónicos y esto da como resultado un conflicto permanente

Para Ramon Aymerich, en caso de reproducirse la guerra fría habría algunas diferencias esenciales respecto a la del siglo XX. En primer lugar, la URSS era una potencia atrasada tecnológicamente y que fue en constante declive, mientras que China es todo lo contrario. En segundo lugar el mundo occidental hace negocios en China y todo está interconectado. Esto no pasaba con la URSS. El conflicto del siglo XXI será necesariamente más complejo.

En cualquier caso, la política de bloques se explica porque China y los EE.UU tienen intereses antagónicos y esto da como resultado un conflicto permanente.

UNA DIRECCIÓN POLÍTICA CLARA

China es hoy un mercado estratégico con una economía creciente y un clase media emergente y, en opinión de Manuel Torres Salazar, los aspectos económicos pesan mucho, de modo que las cuestiones políticas no tienen tanta importancia a nivel  interno. Estas cuestiones tienen más impacto en los medios internacionales. Así ha ocurrido con la crisis de Hong Kong, la cual ha servido para que Pekín retirara de facto la autonomía, sin que esto afectara a la estabilidad política de China. 

Ramon Aymerich ha señalado que China tiene muy clara su dirección política en el interior y en el exterior. En el ámbito interno, un cambio constitucional ha reforzado el poder de la figura del presidente Xi Jinping, otorgándole el papel de grandes líderes históricos 

 Un cambio constitucional ha reforzado el poder de la figura del presidente Xi Jinping

En este contexto, ha subrayado Manuel Torres Salazar, la agenda y la dirección política del país están muy claras con el freno a la corrupción, el imperio de la ley, y los planes de desarrollo económico quinquenales como prioridades. Según Salazar, la capacidad de marcar un rumbo político tan definido cuesta a veces de encontrar en otros países. 

Todo esto ha sido posible -ha continuado- por la fortaleza del partido. En efecto, a pesar de la existencia del libre mercado, las empresas privadas deben adaptar su modo de proceder al de las empresas estatales, que siguen las directrices del poder central.

EL PAPEL ACTUAL DEL PARTIDO Y LAS EMPRESAS

Al hilo de lo comentado, Ramon Rovira ha preguntado si el peso del partido en el poder ha aumentado en los últimos años.  Manuel Torres Salazar ha indicado que sí que es mayor que el que tenía hace 10 años y que no se permite que ninguna gran empresa pueda menoscabar este poder.

Pero esta manera de hacer política no supone ningún problema ni para las empresas nacionales ni para las extranjeras, según ha explicado Ramon Aymerich. En este sentido ha explicado una anécdota real sobre una zona industrial del sur de China donde se han vivido algunas dificultades de suministro eléctrico y hay ejemplos conocidos de empresas que, gracias a su buena relación con el partido, han tenido un suministro mejor que otras.

 El papel del partido en el poder es más importante que hace 10 años

Esto da la medida de hasta qué punto los empresarios del  país y los extranjeros aceptan este tipo de procedimientos no exentos de una cierta arbitrariedad. La empresa que venga de fuera a invertir en el país debe tener en cuenta este papel del partido. 

UN MODELO QUE OFRECE RESULTADOS

A pesar del déficit democrático, que marca una diferencia clara con el mundo Occidental, China ha demostrado que es posible generar riqueza con otro modelo. Según Ramon Aymerich, en las zonas del mundo donde China está presente, como África y Latinoamérica, mucho países valoran el hecho de que esta potencia no juzgue los sistemas políticos locales, ni se inmiscuya en los asuntos internos, como sí han tendido a hacer las potencias occidentales. China no quiere imponer su modelo porque, entre otras cosas, no es exportable.

China no quiere imponer su modelo a otros países, entre otras cosas porque no es exportable

Internamente, se valora por delante de todo que millones de personas hayan salido de la pobreza gracias al modelo vigente. Manuel Torres Salazar ha recordado que China ahora esta desplegando su 14 plan quinquenal para el período 2020-2025, pero a diferencia de los planes quinquenales de la antigua URSS -ha subrayado- estos están sometidos a reglas del juego claras y están cumpliendo con sus objetivos.

El actual plan quinquenal apuesta de manera especial por la industria farmacéutica y por todo aquello que tiene que ver con la sanidad y la asistencia a la tercera edad. En estos ámbitos, según Salazar, las empresas extranjeras especializadas pueden encontrar muchas oportunidades, como en su día ocurrió con las ingenierías.

UNA EVOLUCIÓN INTELIGENTE 

Ramon Aymerich ha destacado que, a diferencia de la evolución hacia el capitalismo que protagonizó Rusia, China está siendo más inteligente en el proceso de cambio que se inició a finales de los años 70. Esto se expresa también en la sutileza de su política exterior, ya que su manera de ejercer influencia no es la agresividad, sino el soft power. 

Un ejemplo de ello es el megaproyecto estratégico denominado “la nueva ruta de la seda” que pretende establecer comunicaciones terrestres seguras entre China y Europa y para el cual Pekín está cerrando acuerdos con muchos países. Según Aymerich, habrá que ver si en el futuro este modelo basado en el soft power se mantiene.

Para el experto de La Vanguardia, esta forma inteligente de ejercer el poder no está exenta de problemas. La China, como gran comprador de materias primas en otros continentes, está generando una serie de oligarquías en distintos países con sistemas políticos que distan mucho de los ideales de la ilustración. 

CONDICIONES PARA LAS EMPRESAS QUE OPERAN EN CHINA

Ramon Rovira ha vuelto a la cuestión de la creación de una nueva clase media, pero desde otro punto de vista. En concreto ha planteado hasta qué punto la mejora del nivel de vida en China ha hecho que el país ya no sea tan atractivo para las empresas internacionales.

Manuel Torres Salazar ha señalado al respecto que mucha actividad industrial se ha desplazado a otros países asiáticos. Esto es debido, por una parte, al crecimiento de los salarios (que en algunos sectores se han multiplicado por 3 en pocos años) y también a la mayor exigencia de las normativas ambientales. 

El gobierno apuesta cada vez más por la producción industrial de valor añadido

Por otra parte, el gobierno apuesta cada vez más por la producción industrial de valor añadido, invirtiendo en personal más cualificado y en I+D+i. Esta política está dando sus frutos y hoy la China compite en tecnología puntera en electrónica o en automoción, algo impensable hace dos décadas.

Más allá de los costes laborales crecientes y de  la vigilancia cada vez más estricta de los aspectos ambientales, otro ámbito que ha evolucionado positivamente es la seguridad jurídica. Según Salazar, lo que era antes un terreno precario hoy se ha convertido en seguro, con un imperio de ley y un marco de garantías confiable para los contratos y las inversiones.

 El pasado mes de noviembre España y China ratificaron un acuerdo para evitar la doble imposición de las empresas que se hallan en ambos países. Es un ejemplo más de la normalización del marco legal.

Por otra parte, el derecho chino no es incomprensible para los inversores y empresarios. Sin tener en cuenta la lengua, el derecho actual está estructurado mayoritariamente como el derecho alemán, con leyes, reglamentos y directivas claros, si bien mantiene aspectos parecidos a los de la antigua URSS en un 30%.

¿QUÉ SUCEDERÁ EN EL FUTURO?

Los seguidores online del foro han planteado una serie de cuestiones de la máxima actualidad a los ponentes, cuya evolución marcará la influencia de China en el mundo en un futuro próximo.

Una de ellas es el control que el país ejerce sobre materias primas esenciales para el mundo de la tecnología, la energía o la movilidad, como por ejemplo las tierras raras. Muchos países dependen de China en cuanto a estos recursos y por ello están intentando racionalizar su uso.

Otro tema relevante es el de la burbuja inmobiliaria del país, especialmente en relación a la crisis de la compañía Evergrande, y todo ello lleva al debate sobre si China podría ser el detonante de la próxima gran crisis económica a nivel mundial. Hasta ahora no se ha conocido ninguna crisis doméstica que se haya expandido al exterior a gran escala (en el ámbito económico), pero hay motivos de preocupación porque el sector inmobiliario representa una quinta parte del PIB del país, que es enorme.

Aunque el partido tiene el control de la actividad económica y podría mitigar el estallido de la crisis, aplicando mecanismos de seguridad, existe una elevada incertidumbre en este terreno. 

Los problemas de desabastecimiento actuales  tienen su origen en el colapso de las cadenas logísticas en China

Además, los problemas de desabastecimiento que se están viviendo en estos momentos tienen su origen en el colapso de las cadenas logísticas en muchos puertos chinos. Esto constituye un argumento a favor de la posibilidad de que China pudiera ser el detonante de una crisis más profunda por su alto nivel de implicación con la  economía global.

Otro motivo de incertidumbre es si las nuevas generaciones no cuestionarán la política del país en el futuro. En este momento, los datos apuntan a lo contrario. Todo parece indicar que los jóvenes bendicen el modelo por sus logros técnicos y económicos y, además, su nivel de formación está creciendo exponencialmente. 

Existe en China un pacto social, que proviene de su larga historia, por el cual la misión de los gobernantes debe ser mejorar la vida de la sociedad, de manera que si lo logran la sociedad ofrecerá su apoyo al sistema. Hasta ahora es lo que ha venido ocurriendo.