La sesión ha servido, por una parte, para contrastar opiniones sobre de qué manera distintas entidades financieras han actuado proactivamente ante al golpe inicial de la pandemia. Por otra parte, ha permitido vislumbrar soluciones que desde el mundo financiero se pueden plantear para superar la crisis derivada del COVID-19. 

Todo ello ha sido posible con la participación de tres voces acreditadas del sector, como Josep-Ramon Sanromà, consejero delegado del ICF (Institut Català de Finances); Manu Tresànchez director general adjunto de Transformación de Negocios y Marketing de Banco Sabadell; y de Fernando Salazar, presidente de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE). La sesión ha sido moderada por Francesc Gibert, socio responsable de Cataluña, Baleares y Andorra de KPMG.

TECNOLOGÍA Y RESISTENCIA A LA PANDEMIA

Manu Tresànchez ha recordado para empezar la manera en que irrumpió la pandemia. Desde las primeras noticias de sus efectos en China hasta su llegada a Europa dio un margen de tiempo suficiente a entidades como el Banco Sabadell para reaccionar: “Desde el primer momento nos fijamos tres prioridades: proteger la salud, garantizar nuestras capacidades operativas y minimizar los efectos de la pandemia”.

De hecho, Banco Sabadell multiplicó su interacción habitual con el cliente durante el confinamiento. “Resolvimos operaciones y dimos curso a las peticiones de financiación para evitar rupturas en la cadena de cobros y pagos”, ha añadido. En 6 semanas de confinamiento se hizo una producción crediticia equivalente a 6 meses. 

El hecho se poseer una plataforma tecnológica “robusta y escalable” fue, según Manu Tresànchez, “muy importante para sostener esas prioridades”. Dentro de la organización, todo esto se tradujo en “estar contactables para los clientes, acompañarlos, escucharlos, y, sobre todo, transmitirles calma”. 



En su opinión, “la banca española ha sabido actuar con celeridad en la distribución de las ayudas, en comparación con otros países de nuestro entorno”.

En relación con la tecnología, Manu Tresànchez ha afirmado que el confinamiento ha hecho caer algunos mitos. “Se decía que no se podría hacer una banca multicanal y todos hemos visto como ha sido posible en un corto período de tiempo”. 

REACCIÓN DESDE EL SECTOR PÚBLICO

La pandemia permitió al ICF probar una plataforma que había estado desarrollando durante los últimos dos años para el teletrabajo “y que funcionó perfectamente porque el día 13 de marzo todos nuestros profesionales pudieron acogerse a esta modalidad”, ha recordado Josep-Ramon Sanromà. 

El ICF como entidad financiera pública catalana intensificó sus funciones y operaciones habituales hasta llegar a realizar en un breve período de tiempo “la tarea de un año”. “Fuimos capaces –según Josep Ramon Sanromà- de cambiar nuestros procesos para conseguir un time to market ágil y nos convertimos en un banco público plenamente digital”. 

La reacción de esta entidad pública fue lanzar 3 grandes ejes de actuación finalistas dirigidas principalmente a pymes, autónomos y medianas empresas. El primero estuvo orientado a mantener la liquidez y el empleo con una línea de avales de 300 millones de euros entre ICF y los bancos.

El segundo eje consistió en una línea de crédito directa de 700 millones de euros también complementaria con la banca comercial y con la garantía del ICO. El tercero era una línea de crédito novedosa para las pymes vinculada bajo el paraguas del programa FEDER de la Unión Europea. 

A todo ello se ha sumado una reestructuración de los vencimientos de pago especialmente a aquellos sectores más afectados por el COVID-19.

Josep-Sanromà ha destacado asimismo el buen funcionamiento del marco de colaboración entre todas las entidades y organizaciones en este ámbito “que han sabido actuar complementariamente”. 

NECESIDAD Y FLEXIBILIDAD

El reto de la pandemia no fue menor para CESCE, empresa participada por el estado, por bancos y por compañías de seguros. “Nos llegó desde el primer momento una avalancha de solicitudes a las que tuvimos que dar respuesta”, ha afirmado Fernando Salazar. 

Los dos conceptos que definieron esta respuesta fueron necesidad y flexibilidad. El primero en referencia a cuestiones como pagar a todos los proveedores a tiempo y facilitar la liquidez. En cuanto a la flexibilidad, según Fernando Salazar, “se trataba se ser comprensivos con la situación de los clientes y conceder una serie de prórrogas”.

Un ejemplo de esta nueva situación fue la interrupción abrupta del comercio internacional con un paro simultáneo de los mercados que generó unas necesidades masivas, como, por ejemplo, la de liquidez en las empresas exportadoras, o la de realizar la práctica totalidad de las operaciones de forma virtual “A todo ello se tuvo que reaccionar con la máxima urgencia”, ha indicado Fernando Salazar.

Al igual que el Banco Sabadell y que ICF, la transformación digital también llegó aceleradamente a CESCE. “Ahora operamos en digital al 100% y los resultados de las encuestas con los clientes son buenas”, ha destacado Salazar. 

Antes de la pandemia, el 15% de la plantilla teletrabajaba y en dos días se pasó a la totalidad en lo que Fernando Salazar ha calificado de “compromiso espectacular”.   

SALIDA DE LA CRISIS Y RECUPERACIÓN

“La diferencia entre esta crisis y la crisis financiera de 2008 es que los bancos toman medidas para proteger a los clientes”, ha afirmado Manu Tresànchez. La caída del PIB en el segundo trimestre ha sido del 18%, “pero la banca, en colaboración con la administración, ha tenido un papel acertado en distribuir ayudas”. 

Fernando Salazar también ha insistido en la profunda caída del PIB que se espera para los próximos meses y que, según datos de la OCDE, en España será más pronunciada que en el resto del mundo.  

El presidente de CESCE ha apuntado que el sector exterior, que era tradicionalmente una oportunidad para salir de las crisis, tiene ahora un papel más complicado “porque ya no podemos devaluar la moneda para favorecer nuestras exportaciones y porque la presencia en otros países se ve dificultada por la reducción de vuelos”.  


Fernando Salazar ha citado una combinación de diversos factores para superar la situación, como la llegada del Fondo de Recuperación Europeo, la obtención de contratos para las industrias, y la puesta en marcha de nuevos instrumentos público-privados de financiación. 

Mientras estas medidas no se materializan, Salazar ha subrayado “la importancia fundamental de distintas ayudas para la supervivencia empresarial, particularmente la línea de liquidez de ICO, y en menor escala la de CESCE y otras entidades”. 

En este momento se está prorrogando la línea de liquidez de CESCE, para incluir nuevas operaciones, y se están preparando apoyos para la siguiente fase, la de recuperación. 

DIGITALIZACIÓN Y MEDIO AMBIENTE

En relación con el Fondo de Recuperación Europeo, Josep-Ramon Sanromà, ha señalado que el gobierno ha decidido priorizar las inversiones en digitalización y medio ambiente, con el nexo común de la innovación. De hecho, estos dos ámbitos serán el destino de la mayor parte de los fondos, al menos en una primera etapa.

Sanromà ha hecho hincapié en la eficiencia energética y en “el reto de trasladarla a los modelos industriales”. Y, más en general, en la necesidad de llevar a cabo iniciativas que supongan la promoción de las energías renovables. En este sentido ha citado el ejemplo de la implantación de “huertos solares en los polígonos de Catalunya” como una iniciativa en este sentido.

Para Sanromà, el Fondo de Recuperación Europeo debe cubrir aquellos proyectos donde se unan la tecnología y el medio ambiente. Las partidas de dinero que lleguen lo harán vía presupuestos del estado y deberán ser distribuidas territorialmente a través de las CC.AA. y por proyectos. 

El consejero delegado del ICF ha señalado también la necesidad que, desde los centros de investigación se puedan hacer llegar “proyectos de riesgo precedentes del deep tech” a la industria. “Para ello hace falta capital y financiación público-privada”, ha añadido.

UNA PLATAFORMA ABIERTA

Josep-Ramon Sanromà ha sugerido que, para facilitar la tarea del sector financiero y para hacerlo más eficiente, “este debe convertirse en plataforma abierta en productos y soluciones al servicio del cliente”. 

Además, ha advertido que “si no lo hacemos nosotros –refiriéndose tanto a la banca comercial como a la banca pública- lo acabarán haciendo las big tech”.

A pesar de esta posible amenaza, Manu Tresànchez cree que la gran ventaja del sector financiero actual es “el conocimiento de los clientes y su capacidad para transformarlo en soluciones”. 

Las barreras para avanzar, en su opinión, “no son tecnológicas, sino que tienen que ver con los modelos actuales de organización de las entidades financieras”.