LA “POLICRISIS” GLOBAL

Carles Navarro empezó su intervención afirmando que nos encontramos en una crisis de sociedad que se manifiesta en diversos frentes y que “se debería definir como un conjunto de crisis o policrisis”. En este momento se manifiestan con más fuerza, y de manera más apremiante, la crisis climática y la de biodiversidad. Al mismo tiempo, se va revelando que algunas empresas han estado ocultando la realidad de sus actividades y de sus impactos sobre el medio ambiente y los recursos.

En este contexto, según Carles Navarro, uno de los recursos finitos, “más que el petróleo o el gas, es el tiempo, que transcurre inexorablemente. Por ello hay que resolver diversos problemas para no llegar a un  punto de no retorno. “Deberíamos darnos más prisa y esto no sucede”, indicó.

Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) no paran de aumentar, con 162 millones de toneladas de CO2 diarias a la atmosfera

Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) no paran de aumentar, como puso recientemente de relieve en el Foro de Davos, Al Gore, con 162 millones de toneladas de CO2 diarias a la atmosfera. “Todavía dependemos de los combustibles fósiles y las COOP, las cumbres sobre el cambio climático, no están funcionando”, señaló Carles Navarro.

Asimismo, explicó que en el momento más álgido de la pandemia (los tres meses de confinamiento total) las emisiones globales de GEI cayeron globalmente un 7%. Este 7%, que solo se logró parándolo todo, sería el que se necesitaría cada año durante 20 años para lograr los objetivos climáticos. “Pero si hay que repetir la pandemia para conseguirlos, esto significa que no vamos bien”, subrayó.

¿POR QUÉ NO HACEMOS UN ESFUERZO MAYOR?

Después de haber expuesto la gravedad de la situación, Carles Navarro se formuló esta pregunta. Un primer elemento para comprender la situación es que la emergencia climática castiga especialmente a los países del Sur cuando la mayor parte de las emisiones se origina en los países ricos del Norte. El Sur “solo” es responsable del 12% de las emisiones que se producen en el planeta. El mayor emisor es hoy China por su desarrollo tardío, pero históricamente han sido los Estados Unidos.

Un segundo elemento es la vigencia de la divisa del “business is business” postulada por Milton Friedman y “se sigue hablando del valor para el accionista, cuando somos las empresas las que hemos contribuido al problema, por lo que tenemos que solucionarlo nosotros”. 

Carles Navarro recordó que estamos en una época de “incomodidad sistémica” en la que hay una conciencia colectiva de que no se actúa de la manera correcta y de que existe otra manera de gestionar los recursos y el planeta, si bien no se sabe cómo será el nuevo sistema que tiene que sustituir al actual. El cambio se ha iniciado, pero hay que ir más allá, y para ello “hacen falta líderes políticos y empresariales”.

Este cambio no será “ni fácil, ni cómodo” pero hay que invertir y tener paciencia porque al final el premio será una casa (el planeta) más habitable

Una de las claves de este cambio consiste en atreverse a probar “cosas nuevas”, pero todo cambio de estas características implica un riesgo. Para Carles Navarro, “es el momento de las empresas con alma”, que, en su opinión, son aquellas que saben combinar el legítimo deseo de beneficio con un propósito que vaya más allá de este deseo y tenga en cuenta a las personas y al planeta. 

Este cambio -advirtió- no será “ni fácil, ni cómodo,  pero hay que invertir y tener paciencia porque al final el premio será una casa (el planeta) más habitable”. En este sentido -recordó- ya se han visto algunas muestras de iniciativas que han logrado sus objetivos como es el caso del Protocolo de Montreal que ha servido para proteger de forma efectiva la capa de ozono.

EL PAPEL DE LA INDUSTRIA QUÍMICA Y DE BASF

Este sector tiene un gran peso en la economía mundial con una facturación de billones de euros al año y el 50% de dicha facturación se realiza en China. Sus perspectivas de crecimiento son muy grandes: un 4,5 % hasta el 2035. Por otra parte, su impacto ambiental es innegable en consumo de combustibles fósiles y de recursos, de contaminación y de emisiones de GEI.

Pero junto a todo ello, Carles Navarro subrayó la gran capacidad de innovación y de generación de soluciones del sector “sin las cuales no será posible tener un futuro sostenible”. Esto es debido a que la industria química es absolutamente transversal e interviene en todas las cadenas de valor. 

BASF se ha marcado unos grandes objetivos de descarbonización, de modo destacado el de convertirse en una empresa neutra en carbono en 2050

Por tanto, química y futuro sostenible están íntimamente relacionados. BASF ha  venido reduciendo notablemente sus emisiones desde 1990 incluso con el aumento de la producción. Además, se ha marcado unos grandes objetivos de descarbonización, de modo destacado el de convertirse en una empresa neutra en carbono en 2050. Y a más corto plazo, en 2030, el reto es reducir las emisiones un 25% las emisiones de GEI respecto a 2018. Ello teniendo en cuenta que, por ejemplo, para BASF el gas es un combustible y a la vez de una materia prima y está en la base de muchas cadenas de valor con lo cual no se puede prescindir fácilmente de él.

La estrategia debe ser doble: iniciar el proceso de descarbonización de la compañía y al mismo tiempo ayudar a los clientes a realizar sus correspondientes procesos.

CÓMO ENCARAR LA DESCARBONIZACIÓN 

Carles Navarro calificó la estrategia de descarbonización de BASF de “radical”. Una de las líneas de trabajo en esta dirección pasa por electrificar procesos con electricidad de origen renovable y a coste competitivo para sustituir progresivamente el gas. BASF quiere pasar del 16% de energía renovable actual al 50% en 2030 y al 70% en 2035 con una inversión de 4.000 millones de euros para esta finalidad.

Esta ambición choca actualmente con un problema: no hay suficiente capacidad de energía renovable instalada y, en el caso de la que está instalada, el proceso no va a la velocidad suficiente. Esto sucede porque el consumo global de energía crece más deprisa que la posibilidad de cubrirlo con energías renovables. 

Este decalaje es la causa de que el consumo de combustibles fósiles tengan aún un papel determinante en el conjunto. También explica que las emisiones de GEI no puedan contenerse y sigan aumentando cuando deberían estar bajando.

Ante esta situación tan complicada, la estrategia de BASF es comprar la “energía verde” allá donde exista una capacidad suficiente. En el caso de España, BASF dispone de 7 centros funcionando con renovables de proveedores con los que se ha llegado a un acuerdo para 25 años. Otra línea de esta estrategia consiste en que, allá donde la alternativa de energía verde no esté disponible, se pueda construir. En este sentido, BASF está trabajando e invirtiendo con distintos partners en parques eólicos marinos. 

Un ejemplo de esta colaboración en instalaciones energéticas está a punto de entrar en funcionamiento en las costas de Holanda. Será el mayor parque eólico marino del mundo y servirá para suministrar energía, en primer lugar, al centro de BASF en Amberes. Existen otros proyectos de este tipo en marcha. 

No hay suficiente capacidad de energía renovable instalada y, en el caso de la que se instala, el proceso no va a la velocidad suficiente.

Otra vía de descarbonización pasa por sustituir el gas por electricidad verde en la producción de vapor, un elemento clave en todos los procesos químicos industriales. Esta vía incluye también el aprovechamiento del calor residual en las fábricas a través de bombas de calor muy eficientes. Con toda esta suma de decisiones BASF espera poder reducir en 6 millones de toneladas sus emisiones de CO2.

Otra línea de trabajo para el futuro, dentro de la descarbonización, pasa por la investigación de nuevos procesos en la industria química con el objetivo de conseguir aun mayores reducciones en las emisiones. Carlos Navarro citó, en este sentido, una instalación piloto de producción de “hidrógeno ecológico” en la sede central de BASF en Ludwigshafen (Alemania) una nueva forma limpia de generar hidrógeno que estará madura a finales de la presente década. Cabe señalar que BASF invierte cada año 2.200 millones de euros en I+D y cuenta con más de 10.000 investigadores.

AYUDAR A LOS CLIENTES EN LA VIA DE LA SOSTENIBILIDAD

Más allá de la actividad interna, BASF también intenta ayudar a sus clientes a ser más sostenibles y más eficientes. Carlos Navarro aseguró que “ponemos nuestras patentes al servicio de nuestros clientes”. 

A título de ejemplo citó el hecho que Inditex ha lanzado recientemente un detergente que presenta como gran ventaja la reducción de la generación de microfibras (microcontaminantes que acaban llegando al mar)  durante el lavado Esto ha sido posible gracias a la colaboración de Inditex con BASF que ha resultado en la obtención de una nueva generación de polímeros que permiten el lavado a baja temperatura lo cual reduce las microfibras.  

Otro ejemplo es el de Lufthansa, que ha empezado a utilizar un recubrimiento para aeronaves que por si solo permite reducir un 1% el consumo de queroseno, lo cual supone una reducción de 1200 toneladas de CO2  al año por avión. 

Carles Navarro también explicó el caso de Adidas y su nueva zapatilla cuyos componentes están hechos a partir de un solo material. Se trata de un paradigma de circularidad perfecta, que permite la fácil reintegración de la zapatilla entera en el ciclo productivo al final de su vida útil. 

Otro ejemplo de circularidad es el de las nuevas capsulas de Cafés Novell que tienen como destino la fracción orgánica. Esto marca un camino importante ya que solo en España se consumen cada día 9 millones de capsulas.

Carles Navarro concluyó su intervención, refiriéndose a la gran responsabilidad que recae sobre la industria química a la hora de hacer posible la transformación para la sostenibilidad.

Igualmente, Carles Navarro se refirió a la influencia trascendente de la industria química en la tecnología que hace posible las infraestructuras de energías renovables citando los elementos que se utilizan en la fabricación de las palas de los aerogeneradores, en las placas solares, y en las baterías.

Concluyó su intervención, refiriéndose a “la gran responsabilidad” que recae sobre la industria química a la hora de hacer posible la transformación que se necesita para la sostenibilidad. Mencionó, asimismo, la relevancia de Tarragona en este cometido debido a su calidad de hub del sector. 

Añadió a todo ello que “al final el objetivo es llegar a una industria química descarbonizada, digital, circular, regenerativa, transparente en la comunicación, merecedora de confianza y orientada al bien común” ya que “no se puede crecer hasta el infinito en un planeta de recursos finitos”. En este contexto, reclamó que los CEO, pero también los empleados de las empresas “no se queden de brazos cruzados y se conviertan en activistas para demostrar que otra manera de hacer las cosas es posible”.

DIÁLOGO CON LOS ASISTENTES  

En el diálogo con los asistentes, Carles Navarro respondió inicialmente a cuestiones como la situación de la industria en Tarragona, la electricidad de origen renovable, y la fusión. Respecto a Tarragona  señaló que el hub químico ganará competitividad con la reducción de los costos energéticos y la descarbonización por distintas vías,  proceso que ya está en marcha, así como por el impacto del  hidrógeno. 

En cuanto a las renovables indicó que abren una oportunidad para que estos costos bajen aun más en el futuro en España. Sobre la fusión nuclear, subrayó que, a pesar de su innegable interés y los últimos avances, su aplicación “se halla todavía a 30 o 40 años vista”.

Preguntado por la administración, celebró que “exista por fin un ministerio de Industria y que se prepare una ley de industria”. Carles Navarro afirmó que esta ley se debe redactar comprendiendo hasta qué punto es fundamental la industria para la economía de un país. “La industria merece un respeto y hay que darse cuenta de que la química en particular es el primer sector de exportación de la economía catalana”, remarcó. Una industria que -reconoció- “debe dar un paso más en la digitalización”.

Interpelado acerca de la capacidad de cumplir o no con los ODS en el horizonte 2030, el director general de BASF señalo que “no aparecerá una tecnología mágica que pueda quitar el CO2 de la atmosfera” y que por tanto “hay que tomar decisiones de fondo”. Concretó que “no se trata tanto de usar el coche eléctrico cómo de replantearse el propio hecho de que cada persona tenga un automóvil”. 

Sobre el futuro del sector en Cataluña y en España , Carles navarro recordó su gran peso en la economía, su competitividad y su capacidad de recuperación y de reconversión. y, sobre todo, su gran fuerza exportadora

Añadió que el capitalismo solo cambiará su dinámica y su forma de pensar “con una crisis de verdad” y confesó que dimitiría en caso de que se produjera un hecho negativo en BASF relacionado con una acción o una omisión suya como directivo.

A continuación, se planteó el tema de si los clientes de BASF (otras empresas del sector) están dispuestos a pagar por productos menos contaminantes que tengan un precio más elevado. Carles Navarro respondió que cada vez más empresas sí que lo aceptan porque esperan que sus clientes lo aprecien y respondan positivamente a estos productos.

Finalmente, Carles Navarro reflexionó sobre el futuro del sector en Cataluña y en España recordando su gran peso en la economía, su competitividad y su capacidad de recuperación y de reconversión. Y, subrayando, una vez más, su gran fuerza exportadora, no solo a Europa, sino a América y a Asia.